The
Campaign for Real Farming, UK
Colin Tudge
http://www.campaignforrealfarming.org/2012/12/gmos-seven-obvious-questions-in-search-of-straightforward-answers/
La dinámica
comercial, política y científica nos está empujando poco a poco hacia un mundo
de cultivos y ganado modificados genéticamente (MODIFICADOS GENÉTICAMENTE). A
pesar de ello, las preguntas básicas siguen aún sin ser respondidas.
¿La modificación
genética realmente resuelve nuestros problemas? ¿Está orientada a salvar el
mundo o a maximizar la riqueza en el corto plazo y centralizar el control?
La Ingeniería
Genética ha estado junto a nosotros 40 años – desde que Paul Berg en California
a principios de los años setenta transfirió por primera vez ADN entre las
bacterias. Las primeras plantas manipuladas genéticamente aparecieron en los
años ochenta y hoy en día los cultivos MODIFICADOS GENÉTICAMENTE constituyen un
gran negocio – especialmente el maíz, la soya y la colza. Para muchos,
incluyendo un grupo de científicos, economistas, formuladores de políticas y
periodistas supuestamente bien intencionados, los organismos genéticamente
modificados (OGM) son esenciales. El ex asesor científico principal del
gobierno el profesor David King resumió el estado de la cuestión en el 2007
cuando manifestó ante la Royal Society: “para el 2050 tendremos que alimentar a
9 billones de personas en el planeta” y añadió: “Creo que lo lograremos
únicamente si contamos con la ayuda de una tercera revolución verde donde la
tecnología de modificación genética jugará un papel crucial”. En los últimos tiempos
esta afirmación ha sido citada muy frecuentemente.
Sin embargo, luego de
décadas de inversión y bombos y platillos muchos siguen sin estar convencidos y
aunque nos digan que los que dudan de esta tecnología son luditas y rebeldes,
entre los menos convencidos se encuentran los que mejor informados están. De
hecho, es difícil encontrar científicos o campesinos expertos tanto en los
detalles de la biología como en la realidad de la agricultura global, que no
piensen que la tecnología transgénica debería ser una herramienta más en el mar
de posibilidades en lugar de la herramienta más importante.
Los defensores de los
transgénicos suelen ser científicos teóricos que no sienten los problemas que
ocurren a diario en la agricultura y/o
son periodistas o políticos que evitaron la ciencia en la escuela y la
descubrieron más tarde en la vida como la lámpara de Aladino, o empresarios que
van detrás de las oportunidades. Muchos de los que antiguamente eran
partidarios de esta tecnología han cambiado de parecer (incluyéndome, ya que
escribí a favor de los cultivos MODIFICADOS GENÉTICAMENTE en los años ochenta,
cuando aún era una tecnología nueva en el libro Cultivos Alimenticios para el
Futuro).
Sin embargo, los
problemas se resolverían de una vez por todas si nosotros, la población en
general, sin importar si creemos o no en los transgénicos podríamos estructurar
los argumentos en unas pocas preguntas simples y demandásemos respuestas
claras. Si los defensores están realmente seguros de sus argumentos entonces deberían
ser capaces de responder a estas preguntas sin esfuerzo y sin disimulos. Si los
argumentos pro transgénicos serían realmente fuertes entonces el caso estaría
totalmente cerrado y los que dudan de esta tecnología permanecerían callados
para siempre. Entonces, ¿cuáles son estas preguntas y retos?
Las siete preguntas
obvias
La pregunta más obvia
es una que solía formular (y tal vez aún la formula) la Administración Nacional
de Alimentos y Fármacos (del inglés Food and Drug Administration FDA) de los Estados
Unidos a cualquier compañía farmacéutica que solicitaba una licencia para un
nuevo medicamento. ¿Puede demostrar que esta nueva medicina es mejor que las
que ya existen disponibles en el mercado? Solo si la compañía podía demostrarlo
entonces la FDA proseguía a considerar su seguridad, el costo-beneficio y otros
factores. Después de todo, si la innovación propuesta no es mejor, entonces
¿que justificación existe para siquiera considerarla?
Entonces, nuestra
primera pregunta sería:
1: Luego de 30 años
de grandes esfuerzos e inversiones ¿pueden los defensores de la modificación
genética dar ejemplos de algún cultivo alimenticio transgénico que haya traído
beneficios inequívocos a la humanidad y al mundo?
Se argumenta que los
beneficios incluyen:
Productividad
mejorada. Pero ¿es realmente verdad que los cultivos alimenticios MODIFICADOS
GENÉTICAMENTE tienen un mayor rendimiento, en el tiempo, en el campo? ¿dónde
están los ensayos que lo prueban? En todo caso ¿la escasez de alimentos se debe
principalmente o directamente a una falta de rendimiento de los cultivos? ¿Es
este el problema que necesita solución?
Mayor valor
nutricional. ¿Es realmente importante el hecho de que el valor nutricional haya
aumentado? ¿Los nuevos cultivos MODIFICADOS GENÉTICAMENTE nos están proveyendo
de nutrientes tan esenciales que sin ellos el mundo experimentaría una
deficiencia? (Véase la pregunta 2 y la referencia al “arroz dorado”).
Características
gastronómicas mejoradas. ¿Los productos MODIFICADOS GENÉTICAMENTE saben mejor?
¿Existe evidencia?
Mejora en la
seguridad alimentaria. ¿La humanidad está más segura teniendo organismos
genéticamente modificados?
Mejora la soberanía
alimentaria. ¿La tecnología transgénica incrementa el control de la población
sobre su suministro de alimentos? (¿o tal vez en realidad no es tan deseable
que la gente pueda tener este control?)
Beneficios
ambientales. ¿Los OMG realmente reducen el uso de pesticidas y herbicidas en
los cultivos alimenticios? ¿son los cultivos alimenticios resistentes a las
plagas seguros para las especies que no son resistentes? ¿Cuál es la evidencia
a favor y en contra?
2. Asumiendo que los
partidarios de la comida transgénica podrían demostrar beneficios
indiscutibles, ¿podrían demostrar que estos beneficios no se hubiesen alcanzado
– con la misma facilidad, al mismo costo, al mismo tiempo y sin efectos
secundarios – a través de métodos tradicionales?
Nuevamente, se
necesita evidencia contundente y casos de estudio que lo prueben. No es
suficiente afirmar que un nuevo gen puede incorporarse a una planta (o animal)
en pocos minutos, mientras que las técnicas tradicionales de reproducción toman
años. Cuando un nuevo gen se inserta en otro organismo, se necesita llevar a
cabo más procesos de reproducción y las plantas resultantes necesitan ser
probadas para demostrar su eficacia y estabilidad antes de poder emitir una
licencia. Este proceso dura varios años. Entonces, ¿es justo argumentar que la
tecnología transgénica brinda soluciones rápidas?
El requerimiento de
que los cultivos modificados genéticamente deben no solamente mejorar lo
preexistente sino mejorar otros enfoques menos complejos – parece excluir el
ejemplo favorito de los defensores: el arroz dorado modificado genéticamente.
El arroz dorado es rico en caroteno, que es el precursor de la vitamina A; y la
deficiencia de vitamina A es una de las mayores causas de ceguera alrededor del
mundo. De esta manera, el arroz dorado parece ser positivo. Sin embargo, el
caroteno es una de las moléculas orgánicas más comunes en la naturaleza, está
presente en todas las hojas de color verde oscuro y en las frutas y raíces
amarillas. Entonces lo que se necesita para evitar la deficiencia de vitamina A
es cultivar hortalizas – actividad que ha sido practicada casi universalmente
en las ciudades y en las áreas rurales hasta antes de que se establezcan los
monocultivos industriales.
Es importante notar
además que estamos hablando de cultivos alimenticios transgénicos que pueden
servir como piensos (en algunos países) o como alimentos para el consumo
humano. No estamos hablando de programas que utilizan la tecnología genética
para mejorar la reproducción tradicional. Por ejemplo, nuevas y muy promisorias
variedades de garbanzos han sido recientemente producidas por ICRISAT para ser
utilizadas en Etiopía. La tecnología genética fue usada para identificar los
genes más relevantes lo que a su vez mejoró enormemente la eficiencia del
programa de reproducción. Sin embargo el programa de reproducción como tal era
un programa tradicional: una combinación de selección y cruzamiento. Entonces,
las nuevas variedades de garbanzos demuestran el beneficio de la ciencia del
ADN y la tecnología asociada a ella; pero no incluyen la transferencia de ADN y
por lo tanto no demuestran el beneficio de los cultivos modificados
genéticamente.
3. Al juntar el punto
1 y 2, ¿pueden los partidarios de la ingeniería genética demostrar que la
investigación ha sido efectiva económicamente? ¿Si la misma cantidad de
investigación y recursos hubieran sido utilizados en otros métodos, no se
hubieran alcanzado mayores resultados?
Un caso que ilustra
lo descrito es el del trigo transgénico que se encuentra en su fase de prueba
en Rothamsted. Este trigo contiene un gen que produce una feromona que rechaza
a los áfidos – que al mismo tiempo son atraídos por plantas señuelo que crecen
en los bordes del campo. A este método se lo conoce como “empujar - reprimir”.
“Empujar – reprimir” es uno de los principios más ingeniosos y eficaces. Es
increíble poder hacer que una plaga se retire de un cultivo al aprovecharse de
su psicología (si se puede decir que un áfido tiene psicología). El trigo es
uno de los cultivos más importantes del
mundo y los áfidos pueden convertirse en plagas severas e incluso acarrear
virus.
Sin embargo, la
técnica “empujar – resistir” es una técnica ancestral que no requiere de la
tecnología transgénica. En realidad, el científico principal de Rothamsted, el
Professor John Picket, desarrolló y promovió su uso mucho antes de que la
modificación genética se pusiera en práctica – nada menos que en pequeñas
fincas en África. En lugar de insertar en las plantas un gen para repeler a los
insectos, los campesinos simplemente tienen que sembrar plantas que repelen a
las plagas (la clase de plantas que proveen los genes requeridos) entre sus
cultivos, esta técnica es conocida como cultivo intercalado.
El cultivo
intercalado se ha aplicado tradicionalmente a muchas clases y combinaciones de
cultivos con diversos propósitos y no solamente con el propósito de repeler las
plagas. Entonces si el cultivo intercalado funciona tan bien, ¿por qué utilizar
los cultivos modificados genéticamente? la respuesta parece estar más
relacionada con el dinero que con otro motivo.
El cultivo
intercalado requiere más trabajo que lo que requieren los cultivos modificados
genéticamente – ya que al igual que la agricultura moderna, comercial e
industrial se basa en la reducción de los costos, lo que significa
principalmente reducir los puestos de trabajo. Entonces ¿el objetivo del trigo
transgénico es realmente reducir el problema de las plagas de un cultivo
importante -como argumenta Rothamsted- y por lo tanto reducir el uso de
pesticidas y mejorar la seguridad alimentaria global? ¿O está realmente
orientado hacia el ahorro de dinero a corto plazo?
En términos más
amplios, ¿es realmente positivo diseñar
la agricultura expresamente para reducir los empleos? ¿es ese entonces el
propósito? Si el empleo de los campesinos se reduce en India, a los niveles que
ha experimentado Gran Bretaña, casi medio billón de personas se sumiría en la
pobreza. La continua urbanización de China está causando graves problemas en
este sentido. En Gran Bretaña, el reducir los empleos en el campo significó que
2.7 millones de personas se queden sin trabajo, 1 millón de ellos son menores
de 25 años. ¿Son entonces industrias sin trabajadores lo que realmente necesita
el mundo?
Es importante notar,
sin embargo, que los cultivos intercalados no necesariamente demandan una gran
cantidad de empleos. La maquinaria disponible actualmente puede plantar más de un
cultivo a la vez o plantar nuevos cultivos entre los ya existentes. Entonces el
objetivo principal de los transgénicos no es simplemente reducir los costos e
incrementar las ganancias. Es quitar el control a los campesinos - que podrían
ser autosuficientes – y transferirlo a las compañías de biotecnología para que
tengan el control único sobre las semillas transgénicas. Rothamsted de cierta
forma sigue siendo financiada con fondos públicos lo que significa que en la
práctica el dinero de los contribuyentes está siendo utilizado para desarrollar
tecnologías que trasfieren el poder a las corporaciones. ¿Es esto positivo?
4. ¿Podemos en
realidad estar seguros de que los cultivos transgénicos son seguros – para los
demás seres vivos; y para los consumidores – sean estos animales o personas?
Esta pregunta general
se subdivide en varias sub-preguntas. Por ejemplo:
Los defensores de los
transgénicos argumentan o aparentemente les parece obvio, que la tecnología
transgénica está basada en principios científicos y por lo tanto es
indiscutible y sus detractores deben estar equivocados. ¿Pero cuán verdadera es
la ciencia? Después de todo, cuando la transferencia de ADN empezó a realizarse
en los años setenta parecía que el concepto tradicional “determinista” podría
aplicarse a los genes: es decir “un gen, una proteína”. Parecía (hasta cierto
punto) que si se añadía un gen particular al genoma, entonces un factor
correspondiente o característica del organismo cambiaría de una forma clara y
predecible.
Los últimos 40 años
nos han demostrado cuán ingenua es esta idea. Ahora es muy claro (como de hecho
era obvio en principio en los años setenta) que la mayoría de caracteres
fenotípicos se configuran debido a la interacción de varios genes; que la
mayoría de genes afectan a caracteres diferentes; que las pequeñas partes de
los diferentes genes operan de diversas formas para crear un rango de proteínas
diferentes; que todos los genes están influenciados por la presencia de los
otros genes (el origen genético); y lo que de cierta forma constituye una
importante advertencia, que aproximadamente el 80% del genoma no codifica
proteínas. Este 80% fue previamente caracterizado como “basura” pero ahora se
sabe que influencia profundamente el comportamiento de cada gen.
Todo esto nos muestra
que en realidad, la relación entre los genes y el fenotipo es “no-linear” (un
término prestado de la física); y muy impredecible.
La idea de que la
ingeniería genética puede emular la precisión de la ingeniería mecánica es
totalmente errónea ( y los ingenieros mecánicos saben muy bien que sus propias
destrezas no son tan precisas como parecen). De hecho se ha sugerido que OGM no
es una “ingeniería” sino más bien un tipo de edición: es como clavar un
esferográfico en un texto antiguo que se encuentra en un lenguaje desconocido y
esperar que funcione.
Este análisis tal vez
sea injusto. Sin embargo, aún queda en pie la pregunta: ¿son los principios
científicos de la tecnología transgénica realmente tan sólidos como se nos ha
hecho creer? ¿Son modernas estas afirmaciones o se basan en concepciones
antiguas de cómo funcionan realmente los genes? Además: ¿debería en general
tomarse a la ciencia como un árbitro de la verdad, como les gusta suponer a los
tecnófilos?
La filosofía de la
ciencia en los últimos 80 años o más (al menos desde Kurt Goedel y Karl Popper)
nos ha estado diciendo que la ciencia -no lo hace y no puede- manejar las
incertidumbres. En resumen, aunque la transgénesis tenga algunos éxitos, no
puede justificar la confianza que muchos de sus defensores tienen en ella. Esta
confianza sugiere que no aprecian los límites de la propia ciencia – lo que en
realidad es preocupante.
Los defensores dicen:
no se preocupen, la de la ingeniería genética es realmente solo una extensión a
la reproducción tradicional de plantas y ganado, pero más precisa. O al menos,
la transferencia de ADN mediante ingeniería genética simplemente imita la
transferencia de genes entre-especies que obviamente ocurre en la naturaleza.
Pero ¿es alguno de
estos argumentos realmente válido? En la ingeniería genética, los pedazos
individuales de ADN son lanzados en su forma “natural” de un organismo a otro –
pero en su mayoría sin los muchos otros genes y controladores que normalmente
influenciarían sus efectos. La reproducción tradicional normalmente empieza con
la unión sexual en donde toda una mitad de un genoma – miles de genes juntos,
más sus controladores y modificadores – se juntan con otra mitad de otro
genoma. Luego, durante las primeras divisiones celulares, e influenciados por
el citoplasma del óvulo receptor, los dos medio-genomas (uno de cada padre) se
organizan. Pero a los genes transferidos por ingeniería genética se les quita
de su contexto y se introducen sin los “controladores”. A la luz de las
evidencias, estos dos procesos son de hecho muy diferentes.
Sin embargo la
transferencia de ADN entre las especies no parece imitar la transferencia
horizontal que ocurre en la naturaleza – donde los genes de los animales por
ejemplo podrían terminar en los genomas de las plantas y los de las bacterias
pueden ir a parar en animales, y así sucesivamente. Supuestamente esta
trasferencia de genes es normalmente conducida por virus – y los virus son
ubicuos. La transferencia horizontal que ocurre en la naturaleza no es necesariamente
dañina. De hecho, parte de los genes transferidos viralmente parecen ser muy
beneficiosos para el organismo receptor y evolucionan hasta convertirse en
esenciales. Así, según los defensores de la ingeniería genética, la
transferencia artificial de ADN es igualmente benigna. Al menos, no existe
ninguna razón especial para preocuparse del resultado.
Pero existen otras
advertencias obvias. Primero, ¿tenemos suficientes conocimientos sobre el
mecanismo de transferencia horizontal de genes en la naturaleza? Podemos ver
sus resultados – pero ¿cuando hemos podido observar lo que realmente sucede?
¿si no sabemos el mecanismo, como podemos estar seguros de que la transferencia
de ADN que ocurre en el laboratorio es la misma? Podría en realidad ser la misma.
Pero si esto no ha sido comprobado ¿lo podemos asumir? Entonces ¿cómo sabemos
que están imitando la naturaleza (como aseguran con tanta confianza los
defensores de la ingeniería genética)? Podríamos argumentar que (hasta donde
sabemos) la trasferencia de ADN en el laboratorio es solo una imitación del
proceso natural.
Más concretamente,
todos los genes que ahora se encuentran en organismos silvestres y que
conocemos que provienen de otras especies fueron transferidos (supuestamente
por virus) en algún momento en el pasado. Muchos de los genes transferidos han
permanecido en sus linajes adoptivos por muchos miles o millones o hasta
cientos de millones de años. Entonces lo que estamos viendo ahora es el
resultado de un gran proceso de evolución. Tal vez los genes transferidos
tuvieron efectos dañinos en las primeras generaciones, tal vez en los primeros
cientos de generaciones. Sin embargo, los efectos dañinos que tuvieron al
principio hoy han desaparecido mediante selección natural.
Pero los
reproductores o ingenieros de cultivos y ganado no tienen miles o millones de
generaciones para jugar con ellos. Tienen que producir nuevos cultivos para su
uso general en pocos años, para que su inversion rinda. El largo periodo de
selección natural que podría resolver los fallos es un lujo que ellos (y de
hecho la humanidad) no pueden permitirse. Entonces ¿es realmente seguro o de
hecho honesto insistir que los transgénicos solamente imitan a la naturaleza y
que la naturaleza demuestra que no hay nada de que preocuparse?
Ah, dicen los
defensores, pero hemos hecho experimentos con todos los cultivos antes de
liberarlos al ambiente: o lo haremos, si la gente fastidiosa que está en contra
no los retira.
¿Pero que tan útil es
esto? Por razones obvias de dinero y logística los tests no pueden realizarse
en más de unas pocas hectáreas al mismo tiempo y por una cierta cantidad de
años. Pero la naturaleza y la agricultura a largo plazo, inciden en millones de
hectáreas en cientos y miles de años; y si los genes se trasfieren a la
naturaleza entonces los efectos de los genes introducidos podrán sentirse
durante muchos millones de años hasta que se termine la vida en la Tierra.
¿Cuántos granos de polen podría producir un millón de hectáreas de cereal en
cien años? Muchos más, de seguro, que el número de estrellas en nuestra galaxia
– probablemente muchos más del número de estrellas en todo el universo (que
pienso que son aproximadamente 1022). Los test a pequeña escala en pocos años
se quedan cortos para demostrar la seguridad a la magnitud necesaria.
Aun así, los
defensores de los transgénicos podrían razonablemente retractarse de su
posición de absoluta confianza y simplemente resaltar que todas las tecnologías
acarrean riesgos, y muchos de esos riesgos no pueden conocerse con anticipación.
Además, podrían decir que en algunos momentos las cosas han salido mal, o de
formas en las que no se esperaban pero aún así, a largo plazo, las tecnologías
han valido la pena. Después de todo, nadie sabía de la fatiga del metal hasta
que los aviones empezaron a romperse – pero la mayoría de gente estará de
acuerdo en que los viajes en avión son positivos y que vale la pena correr el
riesgo (aunque haya sido trágico para las víctimas). Las últimas locomotoras a
vapor siguen explotando y matando a personas – pero ¿quién, en este momento,
quisiera un mundo sin trenes?
Entonces los
defensores de los OMG pueden admitir que tal vez hayan riesgos asociados a los
OMG; pero aún así podrían sugerir razonablemente que las desventajas son
superadas por los beneficios.
Sin embargo esto nos
hace preguntar:
5. ¿Las ventajas de
los OMG son realmente mayores que las desventajas percibidas y los posibles
riesgos?
Si los defensores
fallan al responder adecuadamente a las preguntas 1,2 y 3 entonces la pregunta
5 ni siquiera debería formularse. Podría ser, a fin de cuentas, que no existan
ventajas inequívocas: que los transgénicos no han logrado nada en lo referente
al abastecimiento de alimentos luego de 30 años de esfuerzos que valieron la
pena hacer y que no hubieran podrido lograrse con la misma facilidad por los
medios convencionales. No vale la pena correr los riesgos especiales de los
transgénicos (y los riesgos especiales pueden ciertamente preverse en teoría).
Uno podría también sugerir que si los transgénicos realmente valen la pena como
sus defensores insisten, entonces sus ventajas al momento deberían ser obvias.
No deberíamos ni siquiera cuestionárnoslo. Debería estar claro que es obvio que
los transgénicos incrementan los rendimientos y la seguridad alimentaria y que
podríamos dormir más tranquilos sabiéndolo. El hecho es que la pregunta aún
puede formularse y esto es suficiente para sugerir que no todo es correcto: el
caso aún no está cerrado.
Pero asumamos que los
defensores pueden responder adecuadamente a las preguntas 1,2 y 3. Entonces
podríamos cuestionarnos: ¿cuáles son las posibles desventajas? Y, ¿existe
alguna razón para pensar que en realidad las cosas pueden salir mal?
Bueno, los riesgos
teóricos (que han sido obvios durante al menos 20 años) incluyen los
siguientes:
Los nuevos genes
introducidos pueden alterar las funciones de los genes residentes y causar que
se comporten de forma no deseable; en especial, muchas plantas de cultivo
tienen ancestros silvestres venenosos y los genes de estos ancestros todavía
están presentes en estos cultivos pero se encuentran inactivos. Los nuevos
genes introducidos podrían “despertarlos”.
Los cultivos
genéticamente modificados que contienen genes contra las plagas pueden
aniquilar a las poblaciones silvestres que no los tienen. Los animales
transformados genéticamente pueden enfermarse (y muchos animales modificados
genéticamente en los laboratorios han resultado de hecho muy enfermos) lo cual
obviamente es un factor que afecta al bienestar – aunque podría no manifestarse
durante varias generaciones. Podríamos continuar con esta lista, pero estos son
solo unos pocos de los posibles daños que podemos anticipar. Existe además lo
que Donald Rumsfeld llama “desconocidos desconocidos”.
Sin embargo, ya
existen cultivos transgénicos alrededor de todo el mundo. ¿Existe alguna razón
para suponer que un efecto dañino ya se ha producido?
Bueno, abundante y
creciente bibliografía sugiere que existe mucho de que preocuparse: historias
de animales que han enfermado al alimentarse de cultivos MODIFICADOS
GENÉTICAMENTE; “super-malezas” – cultivos transformados con genes para resistir
herbicidas que no pueden frenarse; insectos “inocentes” incluyendo abejas y
mariposas asesinadas por los cultivos que contienen los genes pesticida;
historias de aumento en el uso de herbicidas para controlar las malas hierbas
alrededor de los cultivos MODIFICADOS GENÉTICAMENTE para resistir a los
herbicidas; de cultivos genéticamente modificados supuestamente resistentes a
plagas que no funcionan, etc.
También es claro que
la tecnología transgénica – que incluye el material patentado a un precio muy
alto – se inclina principalmente hacia los monocultivos. El énfasis en los
monocultivos en estos últimos cuarenta años ha reducido mucho el énfasis en la
diversidad – a pesar de que la diversidad de especies y genes es vista por
muchos como la principal defensa del mundo contra las futuras fluctuaciones,
incluyendo el cambio climático. Se trata de un tema muy serio e importante. De
hecho, la pérdida de biodiversidad puede derivar en hambruna masiva, si los
pocos cultivos que quedan resultan no ser aptos para enfrentar las condiciones
del futuro.
Sin embargo aunque
existe una gran cantidad de bibliografía que cuestiona los beneficios de los
cultivos modificados genéticamente y cada día aparecen nuevos estudios en el
tema, estos no son tomados en cuenta seriamente. Las pruebas de alimentación
que demuestran daños en animales han sido ignoradas, y sus autores han sido
difamados. Los reportes de los campesinos enfadados se ignoran debido a que se
consideran “anecdóticos” o “no cuantificados”.
Pero ¿son estas
negaciones y rechazos realmente justificados? Esto nos lleva a otro tema muy
importante:
6. ¿Podemos confiar
en los defensores de los transgénicos? ¿Podemos confiar en los científicos que
dependen de un auspicio comercial?
Es increíble tener
que hacer esta pregunta. En mis primeros años de estudios de biología entre los
cincuentas y sesentas se daba por hecho que la ciencia era incuestionable – la
ciencia era realmente el árbitro de la verdad, ya que la verdad podía
encontrarse únicamente por medios racionales. Pero en esa época, casi hasta los
años ochenta, la investigación agrícola en Gran Bretaña estaba principalmente
financiada por el gobierno para el bien común. El proceso era muy simple el
Consejo de Investigación Agrícola y de Alimentos (del inglés Agriculture and
Food Reserch Council AFRC) entregaba presupuestos a una red de instituciones y
les permitía realizar las investigaciones. Así funcionaba hasta 1977 cuando
Kenneth Blaxter, entonces Director del Instituto de Investigación Rowett,
Aberdeen, manifestó ante la Royal Society:
“Parece incorrecto
que …. la ciencia para producir alimentos se maneje de forma competitiva: la
esencia de la ciencia es su universalidad y el vivir sin hambre debería ser un
derecho inalienable de toda la humanidad”. (Fuente: “Options for British Farming” in Agricultural Efficiency (The
Royal Society,1977).)
Pero en la etapa neoliberal que nos
encontramos, es terrible pensar que poca investigación agrícola es financiada
por el gobierno directamente para el bien común. La AFRC ha sido remplazada por
el BBSRC (El Consejo de Biotecnología e Investigación de las Ciencias
Biológicas – la agricultura ha dejado de existir como una disciplina separada)
que utiliza el dinero de los contribuyentes principalmente para llevar a cabo
investigaciones que pueden ser utilizadas por las grandes compañías comerciales.
Una generación de científicos ha crecido con -y aparentemente piensa que - esta
es la norma: que nada puede, ni debería, suceder sin el auspicio comercial,
como una olla de oro al final del arco iris.
Los proyectos de
investigación que no ofrecen rápidos ingresos financieros permanecen
enteramente sin financiamiento; exceptuando aquellos que son financiados
algunas veces por las ONGs, organizaciones benéficas o incluso por campesinos
que los pagan de su propio bolsillo. El que la investigación, en su mayoría,
sea auspiciada comercialmente constituye una buena razón para sospechar que los
resultados que no son favorables para los auspiciantes no se publiquen. Aunque
esto sea difícil de probar, la sospecha está enteramente justificada.
En general, aunque
encubran sus huellas y los ejércitos de abogados comerciales estén
constantemente a la espera, ya no parece sensato el tomar las declaraciones de
los científicos al pie de la letra. Esa es la tragedia. Si yo fuera un
científico profesional estaría muy enfadado con este hecho, y me preguntaría
¿por qué? Pero las instituciones de ciencia, incluyendo la Royal Society, no
parecen estar enfadadas. Bueno, están enfadadas solo con quienes manifiestan
tener sus dudas. Tal parece que para muchos no es obvio que la gente que busca
la verdad pueda apoyarse en una institución que es al mismo tiempo autoritaria,
realmente académica, bien informada y
también completamente honesta. En un mundo así, cualquier cosa puede
pasar.
Finalmente,
deberíamos preguntarnos si la estrategia agrícola en Gran Bretaña - y de hecho
en el mundo - está siendo estructurada por la gente más apropiada.
Particularmente, podemos resaltar que los campesinos no parecen estar
involucrados – exceptuando los campesinos industriales del NFU. Incluso en esta
época de burocracia vertical, no esperaríamos que los gobiernos estructuren una
estrategia médica sin involucrar a los doctores o una política educativa sin
los profesores. Pero los campesinos que no son parte de los grandes negocios
permanecen apartados, lo que es muy grave (como lo han demostrado los fracasos
en la salud del Ganado en las últimas décadas).
7: ¿Cuál es el motivo
real de los transgénicos?
Si es cierto que los
transgénicos han contribuido nada o muy poco, y si lo poco que han conseguido
pudo haberse logrado a través de otros medios; si en realidad son más las
desventajas teóricas y confirmadas que las ventajas – entonces ¿cuál es el
motivo real de los transgénicos?
La mayoría de los
defensores después de todo, no son villanos. La mayoría creen que están
haciendo lo correcto, al igual que la mayoría de científicos. ¿Cómo llegaron
entonces a estar envueltos en algo que – posiblemente – ha sido en el mejor de
los casos, una seria desviación?
La respuesta parece
estar en la teoría del neoliberalismo y el concepto moderno de progreso: la
noción de que el mundo puede progresar solo al maximizar las riquezas y que
todo debe estar orientado hacia este propósito; que la riqueza la generan de
mejor manera las grandes compañías comerciales, conocidas como corporaciones;
que el papel de los gobiernos no es proteger a la humanidad y el mundo del
comercio sin restricciones, sino promoverlo; y que el rol de los ciudadanos
responsables, incluyendo a los científicos responsables es apoyar este gran esfuerzo
de estos poderes. En general, el efecto neto de la tecnología de la
modificación genética en estos 30 años – y de la ciencia de la agricultura
industrial por lo menos desde finales de los setentas – ha sido transferir la
riqueza y el poder de los millones de pequeños campesinos y comerciantes a las
manos de unas pocas grandes compañías, apoyadas por gobiernos sumisos. Parece
que esta es la principal razón de ser de la tecnología de la ingeniería
genética. ¿Qué razón habría para dudar de ello?
Entonces, la pregunta final sería: ¿es razonable que la
gente en general deje los asuntos mundiales y de hecho nuestras vidas, en manos
de la élite de expertos políticos, comerciales e intelectuales que se
encuentran en el poder y que nos han dado la tecnología de la ingeniería
genética ? ¿O deberíamos finalmente despertar al hecho de que necesitamos tomar
las riendas de estos asuntos con nuestras propias manos?
Traducido por :
Fernanda Olmedo